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Una correcta movilidad en tus tobillos puede ser una gran diferencia para que saques tu máximo potencial y sobre todo evitar un sinfín de lesiones en caderas, rodillas y la temida zona lumbar.

¿Qué es el tobillo?

El tobillo es una articulación en su gran mayoría de bisagra que permite que el pie se mueva en el plano sagital, es decir, arriba y abajo, mayormente conocidos como dorsifelxión y flexión plantar.

Es importante poder realizar estos movimientos porque permite a la tibia moverse hacia adelante, por ejemplo, cuando esta se atasca en una posición, la parte superior del cuerpo tendrá que compensar la falta de movimiento de este, desplazando el resto del cuerpo hacia adelante desplazando el centro de gravedad de una posición adecuada y eficiente a una posición compensatoria.

Y aquí es donde viene lo interesante, cuando se posee o más bien cuando se carece de movimiento tu capacidad para generar fuerza, potencia y/o tu mismo equilibrio se verá seriamente afectado.

En resumidas cuentas, no podrás ser tu mejor versión, es decir, no alcanzarás tu máximo potencial, y esto es algo simple la fuerza o el movimiento se estará realizando y trasladando de forma ineficaz.

Si lo trasladamos a un levantamiento o sentadillas, la fuerza hacia arriba siempre será mayor que la fuerza que hagas hacia adelante o atrás y luego arriba, a veces más movimiento no es mejor.    

Pero no sólo para los que quieren entrenar fuerza es importante tener una correcta movilidad en los tobillos, también para todas aquellas personas que ya sean expertos o se quieran iniciar en el mundo del running. Si quieres correr tienes que hacerlo bien, no sólo se trata de llevar una pierna detrás de otra.

La capacidad de obtener una zancada eficiente y con la sufiente potencia va a depender de la rapidez con la que se levanta el pie del suelo y se aplica fuerza sobre este al golpearlo y si el patrón motriz ya está limitado, la eficacia de transmisión de fuerza también se verá limitada.

Sin añadir que existen un sinfín de estudios que relacionan de manera directa gran cantidad de lesiones producidas en las caderas, rodillas y ligamento cruzado anterior.

Algunas de las causas que te pueden llevar a tener una movilidad reducida del tobillo:

1-      Falta de flexibilidad en soleo y gemelos (músculos pantorrilla en general). Pueden estar acortados.

2-      Restricción articular, en este sentido podemos encontrar lesiones previas, compresión de cápsulas articulares y/o la acumulación de tejido cicatrizal (lo de ha sido un ligero esguince, ya se pasará, ¡no hace falta tratarlo!), a la larga todo pasa factura a nuestro cuerpo y más si es una lesión mal curada.

3-      Problemas en la cintura lumbo-pelvica, en este sentido nos encontraremos una inclinación anterior en la cadera que generalmente está producida por los flexores propiamente dicho de las caderas, esto desplaza el centro de gravedad del cuerpo provocando una alteración en la pisada y en las consiguientes estructuras en un intento de compensar este desplazamiento.

4-      Calzado inadecuado, en este puede entrar desde una zapatilla desgastada o tacones demasiado altos

¿Cómo saber si tienes una buena movilidad de tobillo?

Existen un sinfín de pruebas para determinar esto, pero una muy practica objetiva y al alcance de todos es realizar una correcta sentadilla profunda.

Aquí tienes que prestar atención a ver si eres capaz de conseguirla sin perder el equilibrio y sin que se despeguen los taloness del suelo, y sobre todo, que no generes movimientos compensatorios.

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